30 dic 2013

Un día más de 2013

No me gusta ponerme metas y hacer un listado de ellas para el próximo año porque sé que después no las cumplo. La meta debe ser saber que el día de hoy es el único que tienes por delante y que mañana será otro día.

Por eso me gustaría concluir este año con la frase con la que empecé este blog en el verano de 2010. 

Y en lugar de volverla a escribir quiero que la escuchéis de la película de la que proviene. Porque hoy, al volverla a oír he reparado en la frase que inicia la escena, que precede a aquella con la que empecé este blog. Y me ha recordado algo que este año se me había olvidado recordar.


 “I thought being completely isolated will bring me peace in mind, but now I realize that is people around us who bring our experiences to life.”

(La película se llama The Drifter y el actor es el surfista Rob Machado. Si no la habéis visto os la recomiendo, yo la he visto al menos 7 veces y no me canso. No tiene casi trama, más bien son reflexiones sobre la vida en un viaje a Indonesia.)

2013 ha sido increíble gracias a algunos de los que estáis leyendo esto.

Sed felices.

23 dic 2013

Quítate los anillos

Según el refranero español, la expresión "que se te caigan los anillos" significa dejar de ser rey/reina y perder la dignidad. Y por eso lo socialmente considerado dice que debemos no dejar que se nos caigan. Mantener nuestra royalty.

Como ya sabréis, para mí, la forma de vestir tiene una relación muy estrecha con el sentir. Queramos o no, comunica, y a su vez se puede utilizar como forma de expresión de aquello que eres y sientes.

Desde lo que me da la memoria nunca me gustó ponerme anillos, en contraposición con el resto de complementos, me parecían incómodos (y en cierto sentido esa idea sigue perpetua en mi mente). 



No te dejan mover las manos con libertad, no vaya a ser que se te caigan. Te los tienes que quitar cuando te vas a lavar las manos, cuando vas a hacer manualidades con cosas que manchen, cuando vas a hacer tarta, si al escribir aprietas mucho el boli te duele el dedo/s en el que llevas el anillo, etc, etc.

-Pues para eso no me los pongo- me dice mi cabeza que quizás para esto sea un poco práctica/perezosa.



Hace un par de años me encontré con varias personas que llevaban un anillo en cada dedo de su mano. Y me gustaba. Me transmitía pragmatismo. 

Tanto me gustó la idea y lo que me transmitía que decidí que la añadiría a mi vestimenta de vez en cuando. Empecé a buscar anillos que no fueran comunes y que a su vez difirieran entre sí.

Como la fiebre de los anillos todavía no había llegado a España mi búsqueda no tuvo muchos resultados. Años después llegarían los anillos a las estanterías de las tiendas y yo me pondría realista sabiendo que ese dinero invertido se quedaría en el joyero porque los anillos me parecen incómodos, aunque llevar muchos me parezca elegante-enigmático-guay. 

Aun así, cuando alguien me regala un anillo guay mi sonrisa no se va de mi cara pasada la semana. Me gustan pero me parecen incómodos y no soy partidaria de que para presumir hay que sufrir. 


Mi idea ahora es que cuando me regalen 10 anillos guays los luciré orgullosa en cada dedo los días de barbacoa/cóctel/cena/comida/etc especiales.

Y como conclusión de todo esto quiero sacar que creo que en nuestra sociedad TODOS tenemos demasiados anillos que no nos quitamos, a pesar de que no nos permiten actuar cómodamente con libertad. Y que es necesario que nos los quitemos para ser transmitir sentir quiénes somos. 




(Fotos: rerechce)

Como una cabra

Holaholabuenas¿cómoestamos?

Hace tiempo que no publico y me gustaría compartiros este post que estaba en la lista de borradores.

Son fotos de una feria de Portugal en la que estuve en mayo de este año. Se trataba de un encuentro para reconocer la gastronomía de la zona poniendo en el centro a la cabra y los productos que de ella derivan. 

Había un recinto con cabras de verdad, pero tampoco faltaron las cabras de colores para adornar el contexto. 

Aquí algunas de ellas, hechas por colegios y diferentes asociaciones del lugar.