Reescribo lo que escribí el lunes 19 de este mes:
Siempre me ha parecido que las personas que han vivido en un pueblo tienen una sensibilidad de la que el resto carece.
Siempre me ha parecido que las personas que han vivido en un pueblo tienen una sensibilidad de la que el resto carece.
Vivir durante un tiempo alejado de las grandes avenidas, las
prisas de desconocidos y los parpadeos de semáforos te hace ser consciente de
la brisa del viento. El valor de un minuto y los “buenos días” del señor de la
panadería.
Estoy de viaje justo hace una semana. Me queda una semana y dos días para volver y escribo esto a orillas del Sena. En la ciudad que alguno bautizó
como “la del amor”. Y yo justo en el puente de los candados.
Durante la semana pasada estuvimos visitando muchos pueblos
del Valle del Loira.
Son de ensueño los castillos y las flores que adornan cada
una de sus calles. Y cada cual mejor todas y cada una de sus iglesias y
catedrales.
Hacen que cada foto sea enmarcable para decorar la pared del
pasillo de cualquier casa.
(Castillo de Sully)
Pero hoy, al regresar a París tras 9años, me he sentido como
en ma maison.
Como digo, el Valle del Loira es precioso. Pero llegó un
punto en el que pensé: “Sí, esto está muy bien, pero es todo igual. Puente y
flores everywhere.”
Hoy en cambio, al llegar a París y pasear por las calles he
descubierto una cosa. Soy más de ciudad que de pueblo pequeño.
Los pueblos están bien para una temporada y son bien
necesarios. Pero nada como la ciudad para sentirme como en casa.
Las ciudades son concentraciones de gente, cada una andando
en una dirección. Y los días en los que pierdes el sentido, la mejor técnica es
pasear sin rumbo en una gran ciudad.
Entre turistas y autóctonos. Algunos que se quedan, otros que
se van. Los que están de paso y los que acaban de llegar.
Ver que hay miles de desconocidos por conocer. Lo diferentes
que somos y lo que nos parecemos en otros aspectos. Sentir la inmensidad.
Descubrir que eres uno más igual y distinto a los demás.
Es una metáfora de la vida que siempre me ha fascinado. Y
esto solo lo puedes sentir en la ciudad.